jueves, 24 de enero de 2008

Taller

Dicen que hay una caverna mágica, allá donde se cruza el impulso, el momento y la oportunidad

Si el Espíritu Santo te ayuda, tendrás buena suerte, y encontrarás la caverna. Parece un antro de conspiradores, separados en dos frentes, como la guerra fría, con la niebla de Scotland Yard siempre presente. Se miran detrás de papeles, sopesando, midiendo, eligiendo la próxima víctima.

Parece un bar de vividores, rondando entre cervezas, coca-colas, tes, Jbs y liquidos que es mejor que no conozcas.

Parece un manicomio, entre historias de maniacos homicidas (de nombre, Vicentito), niños perturbadores, malos descarriados en largas páginas, poesías breves como los céfiros, detalles brillantes como las Pléyades. Frases finales que destellan como polvo de hada, frases imposibles en boca de yakuzas japoneses, sonrisas fáciles y sentencias que llegan al fondo del cerebro.

Hay gente dispar y memorable, ilusoria y real. Hay uno de mirada sabia que entregará papeles con nombre a individuos seleccionados. Cuidado con una mujer de ojos penetrantes y sonrisas fácil, pues es la que domina este aquelarre. Tiene su contrapunto en una pelirroja de sonrísa tímida y ojos soñadores. Habra escritores condecorados, ratas de informatica que no saben como se colaron aquí, gente que es incapaz de escribir una sóla página (su mínimo es 5), truhanes, canallas y muy grandes corazones. Encontrás magas, vampiras, poetas, escritoras, blogueras, y pedacitos de mejico en alma madrileña. Encontrarás gente fashion y no fashion (y alguien que quiso llamarse Kyle).

El ambiente es especial.

La entrada es sólo por invitación. Se siente.

Nunca fue fácil entrar en el cielo.

Gracias por ser como sois, conspiradores.