Afinando sus conocimientos neurologicos, creó una sintonía que la gente se viera forzada a repetir una y otra vez. Soñó con el Nobel, pero sólo fue la canción del verano.
Indiferencia
- Si te marcharas, te buscaría más allá de la ardientes arenas del desierto, cavaría mas profundo que las fosas del infierno, me alzaría mas allá de las nubes - sugirió el.
- ¿Y quien te ha pedido que me busques? - dijo ella suprimendo un bostezo - Quizás allí me divierta más.
Mercado
- Vendo sueños románticos, eróticos, de aventuras... ¿Que sueño desea, señor? - dijo el mercader, sus manos revoloteando sobre exóticos frascos llenos de colores.
- Quiero dejar de soñar - se oyó responder.
- ¿No prefiere dejar de vivir? - insinuó el mercader, como quien hace una oferta.
Naipe
Ya dominaban a los ancianos, las parejas aburridas, los pueblos y las mesas verdes. "¡Mañana, el mundo!" pensó, mientras lo barajaban otra vez.
Piratas
- Deseo un navío veloz como una flecha, un mapa de La Tortuga y una bandera con dos tibias - dijo, depositando monedas con gesto generoso.
- ¿Fila ocho le viene bien? - dijo mecánicamente la cajera, mientras soñaba con una vida libre, sin ataduras ni fronteras.
Indiferencia
- Si te marcharas, te buscaría más allá de la ardientes arenas del desierto, cavaría mas profundo que las fosas del infierno, me alzaría mas allá de las nubes - sugirió el.
- ¿Y quien te ha pedido que me busques? - dijo ella suprimendo un bostezo - Quizás allí me divierta más.
Mercado
- Vendo sueños románticos, eróticos, de aventuras... ¿Que sueño desea, señor? - dijo el mercader, sus manos revoloteando sobre exóticos frascos llenos de colores.
- Quiero dejar de soñar - se oyó responder.
- ¿No prefiere dejar de vivir? - insinuó el mercader, como quien hace una oferta.
Naipe
Ya dominaban a los ancianos, las parejas aburridas, los pueblos y las mesas verdes. "¡Mañana, el mundo!" pensó, mientras lo barajaban otra vez.
Piratas
- Deseo un navío veloz como una flecha, un mapa de La Tortuga y una bandera con dos tibias - dijo, depositando monedas con gesto generoso.
- ¿Fila ocho le viene bien? - dijo mecánicamente la cajera, mientras soñaba con una vida libre, sin ataduras ni fronteras.
5 comentarios:
Sigo coleccionándolos.
Qué buen nivel.
Me voy a Barcelona esta semana próxima. Lo mismo lo desatiendo un poco a Usted...
Ya le cuento. ¡Un abrazo!
realmente atractivos. Tienes que seguir por lo menos un año. A ver qué pasa.
"Posee el encanto adicional de ese aire frio de indiferencia que tiene la gente que se ha rendido". (La gata sobre el tejado de Zinc caliente.)
Aqui los protagonistas vienen a sufrir una situación parecida a la que tu planteas. La indiferencia esconde, sólo a veces, una renuncia, consecuencia de una impotencia.
Gracias a los tres por las palabras.
A Micro por animarme. Nán, miedo me da un año... eso serían más de 250 microcuentos! Mónica, gracias por deteberte a pensar en ellos. El miércoles, más.
hola!pasé a leer microcuentos antes de dormir... y estos (III) me gustaron mucho. "¿y quién te ha pedido que me busques?"... puf... cuánto cuesta entender eso...
te puedo enlazar desde "el viaje..."?
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