miércoles, 27 de junio de 2007

Microcuentos (IV)

Cenicienta
Pobre empleada del hogar, ganó la lotería, pero el dinero se lo robó su madrastra. Junto con sus hermanastras, murió de sobredosis en Miami, mientras ella se casaba con el dueño de la casa que limpiaba.

Existencia
Busco busco busco busco busco encuentro.... busco busco busco encuentro... busco busco busco busco encuentro?



Paradojas Razonables (I)
Experta modelo desde los 16, sus fotos en traje de baño poblaban revistas, páginas y paredes. Cuando tras muchos años, se dispuso a relajarse, murió en la piscina de su gran mansión. Nunca había aprendido a nadar.

Persecución
Corrió, sudoroso, con fugaces miradas detrás suya. Debía esconderse, o todo habría acabado. Con la habilidad que da la práctica, trepó la alambrada y se escondió debajo de un coche. Ellos, rápidos, perseguidores de ideas fijas, doblaron la esquina y siguieron la alambrada. No lo vieron, y siguieron buscando, las pistolas preparadas, miradas constantes de búsqueda. Se oyó el ruido fuerte y penetrante de la alarma. El niño sonrió. Se acabó el recreo.

Poderes
Una mañana, el niño descubrió que le habían sido concedidos varios poderes. Era invisible, podía volar, moverse a gran velocidad y atravesar paredes. Fue a buscar a su mejor amigo para inventar juntos un nombre muy rimbombante, pero lo vio llorando, en una ceremonia fúnebre presidida por un pequeño ataud negro.

3 comentarios:

Lara dijo...

Qué silencioso todo por aquí...

Peter dijo...

Sshh cuidado, no despiertes a los niños, que están durmiendo.

Lara, me dejas hacer una reseña de tu libro?

Lara dijo...

¡¡¡Claro que sí!!! ¿Tú tienes mi libro?

(Mira que se me va quedando anticuado... pero bueno, así fui, así hice.)