viernes, 14 de septiembre de 2007

Microcuentos (IX)

Consecuencia
Tras varios años de excavaciones, los arqueólogos llegaron a una inmensa caverna. Una gran ciudad, construida en torno a una enigmática plaza, era su contenido. En el centro de la plaza, continuo, ondulaba un gran péndulo. El arqueólogo lo paró, intentando adivinar su mecanismo, y el tiempo se detuvo.

Enrevesado
El ratón perseguía al gato mientas el pobre poesía mucho dinero, y el rico mendigaba en las aceras. La lluvia secaba las aceras, y el viento recolocaba las hojas de los árboles. Las personas se amaban e intentaban que su propia felicidad animara la de la pareja.

Futuro
El viejo le comentó mientras echaba un trago a su botella, escondida en una bolsa de estraza. Si te detienes en el cruce entre la 5 y la 8, y lo deseas con fuerza, quizás veas una casa roja que realmente no está ahí. Si llamas a la puerta, un señor vestido de negro de rostro oriental te concederá lo que más deseas.
- ¿Y después? - preguntó el turista.
- ¿Debe preocuparte la vida cuando has cumplido tu mayor deseo? -dijo el borracho.

Juglar
Tocaba canciones con maestría inigualable, acariciando al laúd como experto amante. De vez en cuando, ante gente de confianza, cantaba una canción realmente suya. Y la luna detenía su paso para escucharlo. Nadie, ni siquiera él, sabía realmente porque cantaba. Pero nadie quería averiguarlo, no fuera que dejara de tocar.

Lorelei
El marinero, hipnotizado, contemplaba aquella belleza radiante, aquel rostro perfecto, aquellos cabellos de oro, embelesado por la mágica canción que ella cantaba. Lorelei vio su barco chocar con la montaña, como todos los demás. Otra víctima más. La media sonrisa se quebró en su cara mientras pensaba "si alguno viera más allá de la superficie..."

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta vez compro dos por el precio de tres: Consecuencia y Juglar, que son como las dos caras, la inconsciente y la consciente, de la moneda del conocimiento.

Camino de la maestría en lo micro, veo que va volviendo. Lo celebro.

carmen moreno dijo...

Estoy con mi Primo, ya era hora de verte por aquí, con este puñado de micros que traes.

Habrá que parar el tiempo para que puedas seguir contándonos cosas.

Lara dijo...

¿Harás un minigran libro?

¡¡¡Muchos besos, Peter!!!

Anónimo dijo...

Drogas que matan

Como si se tratara de Eva y Adán en el paraíso, los muy insensatos contemplando a la manzana del placer prohibido; son dos muchachos corrientes, juntos de la mano, probando la jugosa droga llamada "Amor".
Pero con el tiempo ella se tomó tal vez una mayor dosis, o quizás él se dio cuenta del gran pecado que estaban cometiendo. Surgió la otra droga, el "Alcohol", y entre ellos hubo un acto tan feo, mas él abandonó a su pareja y dejó atrás todo, sin apenas importarle más que su propio bien. Ella, confusa, lloró hasta darse cuenta de que se ahogaba en sus propias lágrimas...
"Deseo ser libre de todo pecado y marchar en paz, padre... Os lo suplico..."

Y la muchacha, desde ahora emprende un viaje sin reglas; camina sin mirar atrás... ¿acaso se deja algo?



Y no me preguntes ahora por qué me ha dado por escribir esto (ya hablaremos si te apetece un día de estos)... solamente sé que llevo pensando en este mini-relato desde hace un par de días ^^

Muy interesante cuanto menos tus microcuentos. En pocas palabras, mucho por cuestionar y pensar. Una lección por aprender, e incluso me da sensación de que vienen con moraleja. Sí, curioso, curioso...

The more you know!! (Family Guy)

Un beso, y gracias por todo ;)

Peter dijo...

Gracias nán, por leerme y comprar a este pobre mercader de letras. Estas semanas he estado muy estresado, a ver si vuelvo a los buenos vicios.

Carmen, quién pudiera parar el tiempo.. tengo que empezar a intentarlo.

Lara... todavía estoy con tu libro, ya varias veces leído, intentado lanzarme a reseñarlo bien.

Melissa, gracias por acercarte, por leer y por escribir. Hay cuentos que salen porque deben salir.

Se os quiere, mucho, a todos.